La Virgen de la Consolación tuvo su fiesta en Tafí Viejo

El Instituto Nuestra Señora de la Consolación celebró su patrona con procesión, misa y emotivos testimonios que unieron generaciones.

La Virgen de la Consolación tuvo su fiesta en Tafí Viejo

Una celebración marcada por la esperanza

El jueves 4 de septiembre, Tafí Viejo se vistió de fe y emoción para celebrar a Nuestra Señora de la Consolación. La jornada, bajo un cielo nublado que mantenía la frescura del aire tras la lluvia matinal, reunió a estudiantes, docentes, familias, exalumnos y vecinos en una procesión que recorrió las calles del norte de la ciudad, enmarcada por los cerros de las Yungas cubiertos de un verde profundo y los azahares en flor, cuyo perfume impregnaba cada rincón del camino.

La procesión avanzó con un ritmo sereno, combinando oración y alegría, y culminó en el patio del Instituto, donde se celebró la misa central. Allí, entre cantos, gestos de fraternidad y el murmullo de la comunidad, la presencia de la Virgen de la Consolación se hizo tangible, acompañando cada instante de la jornada.


Voces que reflejan la fe y la consolación

Una vez finalizada la Misa, los testimonios recogidos dejaron entrever cómo esta celebración impacta en la vida de quienes forman parte del Instituto. Eithan, alumno, resumió el sentir de muchos: “Es una alegría inmensa celebrar a la Virgen y compartir este momento con toda la comunidad. Nos llevamos la alegría de consolar y de conectarnos con quienes más lo necesitan”. A su lado estaba Felicitas quien agregó: “Si tengo que elegir un sentimiento de hoy, diría alegría. Poder vivir esta fiesta junto a la comunidad me hace sentir más cerca de la Virgen y de todos los que compartimos su carisma”.

Mirta, exalumna y exdocente, remarcó la profundidad del carisma de la Consolación: “La Virgen está presente en todos los espacios de mi ser. Ser parte de este carisma es acompañar y consolar a los demás, incluso en los momentos más inesperados. A veces basta escuchar a alguien o dar un abrazo, y eso ya es consuelo”.

La directora del Nivel Inicial, Analia, observó cómo la celebración transmite valores fundamentales: “A través de esta fiesta, los niños comprenden que la fe está presente en todos los momentos de la vida, y que la Virgen es guía y ejemplo de amor desinteresado”. Mientras que Graciela, directora del Nivel Primario, destacó que los alumnos pueden vivir la fe de manera concreta: “Hacemos de Dios el centro de nuestra propuesta educativa. La celebración permite integrar esperanza, alegría y consuelo en la vida cotidiana de los chicos”.


La Iglesia como sostén de la comunidad

El padre Mario Portal expresó la importancia de la Iglesia como guía y madre: “María nos cuida y nos consuela. Cada gesto de cariño, abrazo o palabra amable es un signo de esperanza que llega a todos los rincones de la comunidad”. Por su parte, Ignacio Pintos, coordinador de la Pastoral del Instituto, resaltó la participación de los jóvenes: “La fiesta permite que los chicos integren la vivencia espiritual del carisma de la Consolación. Caminando junto a María, los jóvenes y las familias se acercan a quienes más necesitan alegría y esperanza”.

Romina Graneros, religiosa de la Consolación, añadió: “Celebrar a la Virgen es reconocernos hijos de su consuelo. Queremos que los chicos sientan este carisma y lo traduzcan en gestos de solidaridad y amor hacia los demás”.

El Obispo Auxiliar Roberto Ferrari subrayó el valor de cada gesto durante la fiesta: “Cada acto de cariño, cercanía y solidaridad fomenta la esperanza, incluso en los momentos de dificultad. La consolación de Dios nos acompaña y nos invita a transmitirla a los demás. Esta jornada es un signo de unidad y confianza en la comunidad”.

Ferrari cerró con una bendición especial: “Que esta bendición llegue a cada familia, especialmente a quienes atraviesan momentos difíciles. Que todos puedan sentirse cobijados bajo el manto maternal de María y hallar en ella consuelo y fuerza para seguir adelante”.


Entre aromas, paisajes y fe

El perfume de los azahares, la presencia serena de los cerros y la calidez de la comunidad reunida convirtieron la fiesta central de la Virgen de la Consolación en un recuerdo imborrable: un día donde la fe, la esperanza y la consolación unieron generaciones, reforzando los lazos de la comunidad educativa con toda la ciudad y dejando en cada corazón la sensación de que, aun en la sencillez de un abrazo o una palabra, se puede encontrar la consolación que inspira la Virgen.

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