La fonoaudióloga dialogó en La mañana de Dale (Dale FM 104.7) sobre el trauma acústico en jóvenes y advirtió que el uso excesivo de auriculares puede provocar discapacidades irreversibles.
Dolores Godoy alertó: “Se viene una generación de sordos por los auriculares”
La licenciada en fonoaudiología María Dolores Godoy fue entrevistada por Sebastián Gil Olivares y Carlos Noriega en el programa La mañana de Dale (Dale FM 104.7), donde analizó los riesgos del trauma acústico inducido por ruido en adolescentes y jóvenes a causa del uso de auriculares.
Godoy explicó que cada vez más chicos presentan pérdida auditiva temprana, cuando históricamente este tipo de problemas aparecía recién a los 40 o 50 años. “Lamentablemente, cuando más temprano se usan los auriculares, más temprano aparecen las discapacidades”, señaló.
El trauma acústico y sus efectos
La especialista diferenció el trauma acústico por ruido del que se produce por un golpe en la cabeza. “No es un traumatismo de cráneo, sino la pérdida de audición por exposición prolongada a sonidos que superan los 80 decibeles, como ocurre con los auriculares in-ear que dañan directamente las frecuencias que permiten comprender el lenguaje”.
Ese daño, según explicó, se traduce en dificultades de comunicación: las personas escuchan, pero no entienden lo que se les dice, responden con palabras inconexas o apenas murmuran.
Síntomas de alarma
Godoy detalló que los primeros signos de daño auditivo incluyen fatiga, aturdimiento, zumbidos permanentes (acúfenos), ansiedad, problemas gástricos, taquicardia y sudoración. “Cuando el malestar desaparece, ya se instaló la hipoacusia. Ahí el daño es irreversible”, advirtió.
El alto costo de los audífonos
La fonoaudióloga también remarcó el elevado costo de los audífonos, que en Argentina superan el millón de pesos. “Un adolescente no se adapta al uso de audífonos, complica su aprendizaje y su vida social. Lo mejor que puede hacerse es evitar llegar a esa instancia”, sostuvo.
La prevención, clave desde la infancia
Godoy hizo hincapié en la responsabilidad de los padres. “El trauma acústico es la única patología evitable. Los chicos no vienen solos al mundo: los adultos deben controlar cuánto tiempo usan auriculares, a qué volumen y con qué frecuencia. Darle un celular a un niño es abrirle la puerta a un consumo problemático que incluye riesgos auditivos, visuales y psicológicos”.
Finalmente, advirtió que si no se toman medidas, “tendremos una generación de jóvenes hipoacúsicos que deberán enfrentar graves dificultades en el aprendizaje, en el trabajo y en su vida cotidiana”.
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