Félix Crous: “La Corte actuó con poder pero sin autoridad”

El fiscal en Derechos Humanos de la Procuración de la Nación criticó en Mediodías Taficeños el fallo de la Corte Suprema en la causa Vialidad y cuestionó la legitimidad del máximo tribunal.



En una entrevista telefónica con David Correa para el programa Mediodías Taficeños (Dale FM 104.7), el fiscal en derechos humanos de la Procuración General de la Nación, Félix Crous, se refirió con dureza a la reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia respecto a la condena a Cristina Fernández de Kirchner en la causa conocida como “Vialidad”. El fallo, que dejó firme la sentencia sin pronunciarse sobre el fondo del asunto, generó una ola de repercusiones políticas y jurídicas que, según Crous, consolidan una Corte “con poder, pero sin autoridad”.


Una sentencia que “estaba cantada”

Consultado sobre su visión del fallo, Crous no titubeó: “Fue previsible”. Según explicó, la causa Vialidad se montó sobre una construcción judicial previa –el expediente de “la ruta del dinero K”– con el único objetivo de condenar por el delito precedente.

“Fue un proceso anticipatorio. Cuando uno vio cómo se resolvió aquel juicio, estaba cantado lo que iba a pasar con este”, afirmó.

Criticó además el entramado social entre los denunciantes y los jueces que resolvieron la condena: “Los jueces jugaban al pádel y al fútbol con los denunciantes”, en referencia al vínculo entre los magistrados de Casación y el exfuncionario macrista Javier Iguacel, quien impulsó la denuncia en su rol como director de Vialidad.


Una Corte que se esconde tras la “sana discreción”

Para el fiscal, la Corte Suprema evitó deliberadamente pronunciarse sobre el fondo del fallo. Recurrió, en cambio, a una salida formalista que le permitió dejar firme la condena sin revisar sus fundamentos jurídicos.

"En lugar de usar el famoso artículo 280, que les permite elegir qué causas tratar, hicieron algo parecido pero más turbio. Una resolución breve, sin meterse con el fondo, sin justificar siquiera por qué no abren el recurso”, señaló Crous.


Ironizó sobre la doctrina que permite esa discrecionalidad: “Se llama 'sana discreción', así, con toda esa caradurez”, dijo entre risas secas.


Una Corte “sojera” y desconectada

Félix Crous cuestionó además la composición de la actual Corte Suprema. Con solo tres miembros firmantes, señaló que es “una corte pequeña, anacrónica, sin paridad de género ni representación federal”. Incluso la bautizó como “la Corte sojera de Justicia”, por su sesgo territorial y vínculos empresariales.

“Dos santafesinos y un correntino porteñizado que viene de un buffet de empresas. Ninguno con práctica judicial real”, describió.

Esta composición reducida, argumentó, concentra aún más el poder de cada miembro y erosiona la legitimidad del órgano, al punto de que “nadie discute jurídicamente los fallos, se habla sólo en términos políticos”.


Una puesta en escena anticipada

El fiscal denunció también la habitual filtración anticipada de fallos por parte de medios afines al oficialismo judicial.

“Desde la semana pasada ya sabíamos lo que iba a decir la Corte. Majul prácticamente lo leyó antes de que se publique. ¿Quién lo escribe, la Corte o Clarín?”, ironizó.

Recordó incluso el caso del peritaje en la causa Nisman, donde el diario Clarín anticipó el resultado del informe de Gendarmería antes de que se comenzara siquiera a construir la maqueta del baño.

“Es una ópera bufa, con consecuencias trágicas”, sintetizó.


Una Corte sin vergüenza, con estrategia propagandística

En el tramo final, Crous ofreció una reflexión crítica sobre el rol institucional y simbólico del máximo tribunal:

“Ya ni vergüenza tienen. No es que no les importe lo que piensa un sector de la ciudadanía: buscan consolidar esas creencias y ampliar su alcance. La Corte actúa como una herramienta performativa para moldear la opinión pública”.


Según el fiscal, este tipo de decisiones no solo consolidan un poder judicial “devaluado”, sino que además desgarran la confianza pública en la justicia como institución, al actuar con parcialidad y connivencia con sectores del poder económico y mediático.

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