Taficeño, estudiante de Veterinaria en Río Cuarto, Joaquín visitó Mediodías Taficeños y habló de su pasión por la fuerza y los animales.
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Joaquín Soria, subcampeón nacional de powerlifting: "Compito contra mí mismo" |
Un taficeño entre fierros y caballos
Joaquín Soria tiene 29 años, es de Tafí Viejo ciudad, estudia Veterinaria en Río Cuarto y es subcampeón nacional de powerlifting en la categoría Open hasta 125 kg. Fue entrevistado por David Correa en Mediodías Taficeños (Dale FM 104.7), donde compartió su historia de vida, su amor por los animales —en especial los caballos— y su presente como atleta de alto rendimiento.
"El gusto por el campo y los animales grandes me llevó a estudiar Veterinaria", cuenta Joaquín. Con emoción recuerda a Caramelo, el caballo que crió desde potrillo y que lo reconocía apenas entraba al campo. “Lo tuve trece años. Los caballos son seres sintientes, tienen una sensibilidad especial”, afirmó.
Powerlifting: una fuerza que nace desde adentro
Pero la charla no se quedó en lo sentimental. Joaquín relató cómo el entrenamiento y la genética lo llevaron a destacarse en un deporte exigente como el powerlifting, una disciplina basada en tres ejercicios fundamentales: press de banca, sentadilla (squat) y peso muerto (deadlift).
"Siempre fui al gimnasio, y algunos me decían que tenía condiciones para levantar peso. En el powerlifting competís por peso corporal y edad, y el objetivo es sacar la mayor fuerza posible", explicó.
Subcampeón nacional en Buenos Aires y campeón por coeficiente en Córdoba
Raíces taficeñas y orgullo familiar
Hijo de la doctora Margarita Alicia Batista y de Alberto Soria, Joaquín lleva con orgullo el nombre de su familia. También mencionó a su hermana, Ana Sofía Soria, reconocida por sus elaboraciones dulces.
Desde Río Cuarto hasta Buenos Aires, desde el campo en Tapia hasta la tarima de una competencia, Joaquín demuestra que el compromiso, la constancia y el amor por lo que se hace pueden levantar hasta 250 kilos… y más. ¿Su próximo objetivo? Seguir estudiando, seguir entrenando, y algún día recibirse de veterinario. Pero sobre todo, seguir compitiendo con el más exigente de todos: él mismo.
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