Operativo policial en CEPLA La Costanera reabre debate sobre adicciones y seguridad en Tucumán

Emilio Mustafá, Director de Prevención de Adicciones, narró en Mediodías Taficeños (Dale FM 104.7) cómo un procedimiento policial afectó a jóvenes en tratamiento en el CEPLA La Costanera.

Operativo policial en CEPLA La Costanera reabre debate sobre adicciones y seguridad en Tucumán


El lunes pasado, un hecho ocurrido en el CEPLA La Costanera encendió la preocupación en Tucumán respecto a la articulación entre las políticas de seguridad y la atención de las adicciones en los barrios populares. En diálogo con el periodista David Correa en Mediodías Taficeños (Dale FM 104.7), el director de Prevención de Adicciones de la Provincia, Emilio Mustafá, relató cómo un operativo policial irrumpió de manera abrupta en las instalaciones del centro comunitario, poniendo en riesgo a dos adolescentes en pleno tratamiento y afectando además a un grupo de niños que participaban de actividades deportivas.


De acuerdo al relato del funcionario, dos jóvenes de entre 15 y 17 años finalizaban su acompañamiento terapéutico cuando, al retirarse del edificio, se cruzaron con un dispositivo policial conocido en el barrio como “el trencito”. Al verlos, decidieron regresar al CEPLA, lo que fue interpretado como una actitud sospechosa por parte de los efectivos. “Ingresaron con siete motos, encapuchados, con armas de mano y otros cinco policías dentro de las instalaciones, buscando a los chicos”, señaló Mustafá, describiendo una situación que vulneró la dinámica de una institución estatal orientada a la atención y la prevención.


El director de Prevención de Adicciones subrayó que estos jóvenes se encontraban en un momento clave de su recuperación, después de meses de trabajo de acercamiento. “Estas personas no son delincuentes, son seres humanos con una enfermedad que hay que atender y cuidar”, remarcó, enfatizando la vigencia de la Ley Nacional de Salud Mental, que obliga a considerar a los pacientes como sujetos de derecho y no como sospechosos. El funcionario destacó la intervención del equipo del CEPLA, que impidió que los adolescentes fueran detenidos, aunque los trabajadores fueron amedrentados por los efectivos policiales.


La situación tuvo un agravante: en ese momento, había en el lugar entre 10 y 12 niños de entre 9 y 11 años participando de un taller deportivo. “Imaginate ver a una persona disfrazada como Rambo, con una pistola 9 milímetros, gritándole a los niños sin que entendieran qué pasaba. Esto genera una situación traumática y tira por la borda meses de trabajo sostenido”, explicó Mustafá. Para el funcionario, los CEPLA son dispositivos comunitarios fundamentales para proteger a la infancia de los barrios más vulnerables, donde muchas veces conviven la falta de recursos, la violencia y la presencia del narcotráfico.


Tras la repercusión del episodio, el ministro de Desarrollo Social, Federico Masso, se comunicó con el ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa. Posteriormente, la Secretaría de Adicciones mantuvo una reunión con autoridades policiales, y se instruyeron sumarios administrativos a los agentes involucrados. No obstante, Mustafá consideró que el hecho debe servir como punto de inflexión: “Necesitamos protocolos y capacitaciones conjuntas. No podemos permitir que se estigmatice a las poblaciones pobres ni que los procedimientos sean distintos según el barrio. La lucha contra el narcotráfico no puede confundirse con la criminalización de quienes sufren consumo problemático”.


En esa línea, el funcionario diferenció entre los actores del narcotráfico y los jóvenes que atraviesan adicciones: “Una cosa es una persona que vende drogas y otra muy distinta es una persona que sufre la enfermedad. Nosotros tenemos que cuidar a las personas, porque de cierta forma esta dimensión también es atacar la estrategia global de cortar la demanda”. Mustafá insistió en que la lucha contra el narcotráfico debe ser firme, llegando “hasta el hueso” contra quienes comercializan drogas en los barrios o lavan dinero en el sistema financiero, pero nunca a costa de quienes buscan recuperarse en espacios de salud mental comunitaria.


El impacto del operativo no se limitó a los adolescentes involucrados. También dejó huellas en los niños que presenciaron la irrupción policial, quienes debieron ser contenidos por el equipo del CEPLA. Mustafá advirtió que la tarea ahora será reconstruir la confianza en el dispositivo y sostener la referencia que representa para las familias del barrio. “Lo paradójico y cínico es escuchar a los mismos que venden drogas decir que ellos cuidan a los chicos. Nosotros disputamos comunidad y disputamos territorio con estos hechos, porque lo que buscamos es ofrecerles un futuro distinto”, afirmó.


El testimonio de Emilio Mustafá refleja un debate de fondo en Tucumán y en el país: cómo articular la seguridad pública con la salud mental, cómo garantizar que los dispositivos comunitarios sean respetados como espacios de cuidado, y cómo asegurar que las personas con consumo problemático sean tratadas con dignidad. Lo ocurrido en el CEPLA La Costanera muestra lo mucho que resta avanzar en la formación de las fuerzas de seguridad y en la construcción de políticas integrales que no reproduzcan la desigualdad. Para Mustafá, el camino es claro: proteger a los jóvenes, cuidar a la infancia y no criminalizar la pobreza.


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